#4 Reseña Sticky Fingers (1971) – Rolling Stones

Tres etapas. Tres integrantes. Cada uno distinto a otro. Pero lo que es indiscutible es que con el precoz Mick Taylor, la lengua popular logró un sonido inconfundible con tres joyas insignes del rock n’ roll. Este disco, el más obsceno de esas producciones, sintetiza toda la propuesta estética de los rolling: muerte, drogas, sexo y soledad. Temáticas recurrentes en las canciones de Jagger/Richards, pero que nunca antes se habían logrado encauzar como se debía, con un sonido tan rebelde y desprolijo.
Valoración: 5/5

Yo les creo a Los Rolling Stones. Aunque el productor Andrew Loog Oldham haya sido el reponsable, en términos de marketing, de cómo debían lucir y qué debían cantar -contrarios a Los Beatles, debían generar una imagen displicente a lo tradicional, la herencia cultural de los adultos y el conservadurismo que reinaba en Inglaterra- hay una sinceridad en sus acordes que denotan amateurismo, simplemente afición a lo que hacen, como dos niños que juegan a la pelota en el barrio y que mojan la camiseta sin importar lo bueno o lo malo que sean, y menos el resultado. Lo hacen. Y les gusta. Con eso basta.

Precisamente, esa honestidad -que al menos a mí me transmiten- es lo que valoro de ellos porque, aunque no se hubiesen transformados en unos íconos mundiales, seguirían versionando a sus ídolos hasta el cansancio. Como unas piedras rodantes. Pues ellos eran los elegidos, no podía ser de otra forma, de generar una hostilidad entre lo tradicional -llámese jazz, iglesia católica y aversión hacia la raza negra- y lo contracultural que ellos representaban: la devoción hacia lo afroamericano, la simpatía por el diablo y la intromisión del r&b en suelo londinense atestado de boliches que daban cabida al jazz.

Fue así como poco a poco ellos fueron adueñándose de una escena que estaba acostumbrada a las tiernas melodías de Elvis Presley y de Frank Sinatra. Lo lograron con la nihilista ‘Satisfaction’, luego con la pesimista ‘Paint it Black’, con la controversial ‘Symphaty for The Devil’, para dar paso a la magistral ‘Gimme Shelter’, para concluir finalmente en la obra más obscena de todas: ‘Sticky Fingers’.

La portada del disco ya es provocadora desde un principio. Pantalones apretados denostando groseramente, un miembro viril y erecto, que se escondía en ese pedazo de tela. Una obra del artista visual Andy Warhol.

frontwarholjaggerWarhol y Jagger

¿Y qué tenemos? El disco parte con la provocadora ‘Brown Sugar’. Uno de los mejores riffs de Keith Richards, incitando desde un principio al descontrol propio del rock n’ roll. La letra comienza con una temática racial: afroamericanos que trabajan en campos de algodón.  Mano de obra barata obtenida mediante el mercado negro de New Orleans.

Gold Coast slave ship bound for cotton fields
Sold in the market down in New Orleans
Scarred old slaver knows he's doin' all right


Pero de pronto -recurso muy bien utilizado por los stones, en la mayoría de los temas-, la canción adquiere un aire satírico. La letra da un vuelvo que dice:

Hear him whip the women just around midnight.

Brown Sugar, how come you taste so good.
Brown Sugar, just like a young girl should.

«Oye el azote a las mujeres a medianoche. Azúcar negra, cómo es que tienes gustos tan ricos. Azúcar negra, así es como debería saber una jovencita».

Indecorosa y sorpresiva. Un ejemplo de cómo hacer una buena gambeta. Hablar de una temática tangente -Martin Luther King, appartheid, todo lo derivado los problemas raciales- con la icónica idea de negros esclavizados en campo de algodón, para llevarlo a un plano sexual, como si Jagger no encontrara nada mejor que excitarse con una mulata esclavizada. Sólo una mente pervertida como la de Jagger/Richards podría extrapolar un tema de esa índole a un objeto de placer. Brillantes.

Como guinda de la torta. El solo de saxo de Bobby Keys. Elemento distintivo de la música negra, popularizado por el bestial James Brown. Pieza no menor, porque los juegos que realizan los vientos con las guitarras en gran parte del álbum son maravillosos.

Bobby-y-Keith.jpgBobby Keys, hombre clave en el sonido de Los Rolling Stones.

Luego lo utilizarían artistas -todos con actitud rollinga- como Andrés Calamaro, INXS, Red Hot Chili Peppers y Fito Paez, por nombrar a algunos. Recurso pachanguero o sensual, como si llevaran el rock n’ roll a un plano de fiesta o de erotismo.

tumblr_nexb8tbDO31tldbxeo3_400Richards y Michael Hutchence (INXS)

Le sigue ‘Sway’, un blues con aire de abandono. En este tema, Mick Taylor toma el protagonismo que lo catapultó como uno de las mejores guitarras solistas del rock n’ roll.

Era necesario que Los Rolling tuvieran a un guitarrista de esa calidad. En esa época, a un extremo estaba Jimi Hendrix y en el otro Eric Clapton. Si realmente querían ser la mejor banda de rock n’ roll de todos los tiempos, debían tener a un guitarrista que rockeara como se debe. Mick Taylor, de tan sólo 20 años, fue quien coronó a los stones, no hay otro responsable, sólo con él, los riffs y melodías de Richards adquirieron una forma complaciente.

Y eso quedó demostradísimo, en la que para algunos es la mejor canción de los stones: ‘Wild Horses’.

Jagger/Richards tienen una habilidad innegable: pueden componer verdaderos temones con tan sólo tres acordes como ‘Wild Horses’. Pero les faltaba el ingrediente secreto. En la época Brian Jones, era él quien estaba encargado de agregarle instrumentos, la mayoría excéntricos, para enriquecer a las canciones, pero con la figura de Taylor, y en particular con esta canción, se logró ampliar la sonoridad, transformando la obra en una expresión de blues y de melancolía, pero llevada a un plano innovador. No es Big Bill Broonzy, no es Robert Johnson, son los Stones, un blues renovado.

1972MTRexFeaturesMick Taylor, el joven que bendijo a los Stones.

La canción habla acerca de la muerte.

‘Can’t Your Hear Me Knocking’, tal vez sea la canción de mayor complejidad de Los Rolling Stones en su amplia discografía. Taylor se luce. Y la ausencia de él, pesa hasta ahora, Ron Wood jamás podría tocarla en vivo como lo hacía el muchacho de melena seca.

Una canción con influencias de Peter Green de Fleetwood Mac y de Santana. Mezcla elementos propios de la música latina, como las congas y el remate es el saxo de Bobby Keys. Un juego entre la guitarras y el viento de Keys realmente alucinante. Rock n’ roll que incita a la fiesta y el descontrol, como sólo ellos saben hacerlo. Salvaje.

‘You Gotta Move’ (Free McDowell) es un blues acústico. Un grito desesperado. Quizás uno de los mejores oovers de los stones. Punto alto de Keith Richards. Su fraseo con la guitarra es inconfundible.

Con eso concluye el lado A del álbum para dar inicio nuevamente al descontrol. ‘Bitch’, una de las canciones más onderas de los stones, con un riff veloz y salvaje.

Nuevamente Bobby Keys aportando lo suyo. Juego de guitarras con los vientos que transforman la canción en una pieza codiciada por los fans para que la toquen en vivo. Destaco la voz de Jagger, inspiradísimo, reluciendo toda su influencia de James Brown. La canción termina con un solo de Taylor. Locura total.

 Le siguen las blueseras ‘I Got The Blues’ y ‘Sister Morphine’ -canción alusiva a las drogas-, luego la tierna country ‘Dead Flowers’ -que sería versionada por los Guns n’ Roses cuando Rose/Slash tenían el mundo a sus pies- para concluir con ‘Moonlight Mile’, la más Beatles de todas las canciones de los stones.

En una entrevista con el medio The Wall Street Journal, Jagger reflexionó entorno a la composición: «Todos los instrumentos se unieron para producir una sensación de vulnerabilidad y de soledad. Cuando terminamos de grabarla eran las 6 de la mañana y el sol estaba saliendo».

Sticky Fingers, una obra maravillosa de principio a fin.

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